dimarts, 21 de juliol del 2009

dilluns, 13 de juliol del 2009

Bon estiu canalla!

Un verano de exposiciones

Muchas y muy buenas son las exposiciones de las que podemos gozar este verano en Barcelona. Me permito recomendaros brevemente cuatro. Empezando por las de CaixaForun, que tienen el valor añadido de la gratuidad:

Andrea Palladio. Del 21/05/2009 al 06/09/2009.

Por poco que te interese la arquitectura renacentista, sólo con ver las extraordinarias maquetas que ilustran la muestra y algunas de las obras de arte que la acompañan (entre ellas un magnífico Greco) vale la pena subirse al 50 (bus) y bajarse en la avenida ¡Ferrer i Guardia! (aprovecho para dejar constancia que ya es oficial en cambio de nombre de la avenida Marqués de Comillas por la del malogrado educador libertario, injustamente fusilado hace ahora 100 años).

Maurice de Vlaminck. Del 02/07/2009 al 18/10/2009

Un fauve de primerísima fila, muy poco conocido por aquí, y sospecho que algo olvidado en general. Incluye una breve, pero gran muestra de su obra sobre cerámica y, un atractivo extra supone, la exhibición de parte de su interesantísima colección particular de arte africano, lo que demuestra las inquietudes del artista, y que no sólo fue un avanzado en la practica de la pintura.

Y “DOS EN UNA” en el MNAC (impronunciable y feo acrónimo que propongo que cambiemos por el de “manyac”: de condició suau, dòcil, no esquerp, mansuet. Carícia): Això és la guerra! y Gerda Taro. No olvidéis llevar el carnet de la biblioteca que os harán descuento, que la entrada no es barata.

La primera, es una excusa para hacer “otra” exposición del mítico Robert Capa (bienvenida sea) con especial detenimiento en su reportaje de la batalla del Ebro y en la muerte del miliciano. Pero quizás ya sería hora de que se hiciera hincapié en las fotos lejos de los frentes de batalla, tan extraordinarias como estas dos de Picasso (logicamente no expuestas) que adjunto a la entrañable nena refugiada del 15 de enero de 1939 en Barcelona.




La de Gerda Taro merece ser destacada especialmente: los esfuerzos detectivescos realizados por los expertos por separar su obra del “mito” de Robert Capa (seudónimo creado por ella y André Friedmann –quien luego se lo apropiaría en exclusiva– para comercializar las fotos de la guerra incivil española) empiezan a dar resultados y nos muestra a una fotógrafa extraordinaria (ya lo suponíamos) pero muy distinta a su compañero-rival, no tan preocupada por lo que pasa, si no por qué pasa lo que pasa. No tanto por la acción, si no por cómo son, qué piensan, cómo viven y qué sienten los protagonistas involuntarios de la historia. Un punto de reflexión imprescindible y necesario para entender la totalidad del conflicto, sin que por ello abandonase la primera línea de fuego. Así fue como murió con sólo 26 años, mártir de sus ideales y de su arte. Creo que el estado español (la Generalitat y nuestra ciudad) le debe un homenaje. ¿Que tal una calle en la Barceloneta, donde debió de fotografiar a esta simpática miliciana con tacones?

No puedo reprimirme de añadir esta significativa foto realizada por Robert Capa, donde se la ve trabajando en el frente, con el mismo tipo de ropa y las mismas alpargatas que el soldado que la acompaña.